Época: Prehisatoria Balear
Inicio: Año 900 A. C.
Fin: Año 100

Antecedente:
Arquitectura funeraria

(C) Manuel Fernández-Miranda



Comentario

Hacia los siglos VIII y VII a. C. las navetas de enterramiento son sustituidas por un nuevo ritual funerario que consiste en depositar los cadáveres en cuevas naturales, retocadas o totalmente artificiales, abiertas en barrancos o acantilados marinos, que forman conjuntos sepulcrales en ocasiones de elevado número. Es decir, se sustituye un ritual de mausoleo aislado, singular sobre el terreno y que se percibe con claridad en el paisaje cotidiano, por otro de necrópolis masiva en lugares intencionalmente elegidos y más camuflados, aunque se conserve la unidad de enterramiento grupal identificada ahora en la utilización de una determinada cueva dentro del conjunto del cementerio.
Algunas de estas cuevas son de forma sencilla, con cámaras de planta oval o paracircular de reducidas dimensiones y entrada a través de un angosto pasadizo, pero en otras ocasiones revisten una notable complejidad arquitectónica, además de dimensiones mucho mayores. Son hipogeos formados por varias cámaras, en cuyo espacioso interior se labran columnas y pilares a expensas de la propia roca para ayudar al sostenimiento de la techumbre plana, también natural y labrada con especial atención. En algunos casos, las cámaras de un mismo hipogeo se comunican entre sí a través de puertas o ventanas, formando conjuntos de gran complejidad, como ocurre en la necrópolis de Cala Morell (Ciutadella). Al exterior destaca el trabajo ornamental en algunas de las puertas de acceso, tratadas con sucesivas molduras en ángulo recto que les dan un aspecto abocinado, realzando la imagen del sepulcro.

La necrópolis mejor conocida de este momento es la de Cales Coves, que estuvo en uso desde las fechas más arriba señaladas hasta época romana republicana. Se conoce de ella casi un centenar de cuevas y no guarda relación directa con ningún poblado próximo de tamaño notable, si bien existen algunos asentamientos medios o menores a pocos kilómetros de distancia. Lo mismo sucede en otros casos en que se concentra un número considerable de tumbas, mientras que, por el contrario, agrupaciones de menor entidad sí están más próximas a poblaciones. Las grandes concentraciones de tumbas, que por la monumentalidad en algunas de las excavadas artificialmente parecen ser indicio de la existencia de distinciones sociales entre grupos, debieron ser utilizadas por varios poblados a la vez, quizá por individuos de un determinado status en cada poblado. Esa característica no se conoce en Mallorca, donde no existen agrupaciones de tumbas en la fase moderna de la cultura talayótica hasta que aparecen modelos de enterramiento de influencia romana, con la excepción de la necrópolis de Son Real, en Santa Margalida, quizá también un cementerio destinado a albergar personas de singular relevancia social.